miércoles, noviembre 16, 2005

Creo que tengo la mente un poco atrofiada, ya no puedo ni escribir; más bien ando cansada y casi no quedan ganas de mucho pensar, porque al fin y al cabo, para hilar palabras coherentes hay que pensar un poco por lo menos. Justo cuando la Agustina se queda dormida y ya tengo tiempo para hacer lo que yo quiera, resulta que ya no tengo ganas ni de pensar. Pero mañana será otro día...