con mi post sobre el dieciocho,
pero como siempre soy fiel al lema
"más vale tarde que nunca" y ni me asorocho....
(Esa era una palla pa estar a tono)
Me acordé el otro día de años atrás cuando ibamos con mis amigas en patota pa'l interior a celebrar las fiestas patrias. Limache, Olmué, Quillota, pa' allá partíamos. Tan aperradas eramos, que me acuerdo hasta de una vez que ibamos en el auto de un pololo de una amiga, de esos sin cola y el auto iba tan lleno que hasta iba gente en el maletero con las patitas colgando pa' fuera con la puerta abierta!!! En ese tiempo ni tomábamos, lo único que nos interesaba era encontrarnos con los tipos que nos gustaban. También otra vez que nos veníamos como a las 8 o 9 de la mañana en una micro llena desde Limache, con varios curaítos que dormían colgando de la micro y nosotras con susto de que nos vomitaran encima.
La primera vez que me prestaron el auto oficialmente, también fue un 18, para ser más exacta, el 18 de septiembre de 1991. Toda orgullosa con mi licencia de conducir nuevecita, salí en el Nissan V.16 de mi papá y me fui a buscar a mis amigas para ir a dar una vuelta. Partimos a Con-Con a la casa de unos tíos y de ahí fuimos a tomar unas bebidas a un local en la calle principal de Con-Con, que en esa época ni soñaba con ser la comuna floreciente que es ahora, a penas habían algunos pocos locales. Cada vez que paso por ahí me acuerdo de ese día. Después volvimos a la casa a dejar el auto para salir en la noche (a patita no más) a algún carrete. Otra vez llegamos a dormir a mi casa con todas mis amigas como a las 10 de la mañana, y estabamos en la cocina comentando el carrete con mi mamá y aparece muy furioso mi papá con cara de sueño y gorro chilote (porque es pelado y en invierno duerme con gorro) a retarnos por la hora que veníamos llegando, cómo era posible!!!. Nosotras calladitas lo escuchamos y apenas se dio vuelta nos miramos y nos pusimos a reír en silencio. Recuerdo otro año que tomé tanto el 17, que el dieciocho estuve todo el día en cama, literalmente enferma de encañada.
El año pasado salí con dos meses de embarazo a un 18 super "místico". Fuimos a Con Con, con mi "marido putativo", nos comimos una empanada, fuimos a mirar una fonda y después partimos al muelle Barón donde había una ramada vip y una fiesta electrónica. Nos dimos miles de vueltas buscando estacionamiento. Al final pagamos 1500 pesos por estacionarnos y como no nos alcanzaba la plata para entrar a ningún lado porque todo era carísimo, nos quedamos conversando de la vida hasta las 3 de la mañana dentro del auto con las cuecas y los punchi punchi de las fiestas de música de fondo. Fue bien especial. Este año ya creció la familia y pasamos el primer dieciocho con mi hija de 5 meses que vió por primera vez los caballos en vivo y en directo, hasta con caca incluída, que había por toneladas en la plaza de Olmué. Anduvimos en asados, comimos empanadas, jugamos en un tacataca "descuajeringado" que estaba lleno de huincha aisladora y unos monos sin cabeza, comimos algodón de dulce y hasta comimos sandwiches de arrollado con Coca-Cola en el campo. Comimos, tomamos y nos divertimos como chanchos. El dieciocho hay que celebrarlo en grande de todas maneras, por lo menos comer un asadito y escuchar una cuequita (aunque no la baile), y lo más importante, compartir con los que uno quiere. Después de todo no se cumplen 195 años todos los días, por eso digo con orgullo, Viva Chile mierda!!!
Ah! Y a prepararse que se viene el dieciocho chico!!!